Ecocentrismo (Diario 23/09/02)

Fotografía: Génesis Benavides @Ignifiera

La verdadera historia está en la vida, no en la política.
En la Tierra somos un caldo de energía y materia, un terrario, un ecosistema. Los humanos no llegamos por suerte o acto divino al planeta perfecto, somos parte de él. Respiramos el aire, tomamos el agua, comemos los frutos porque no pudo haber sido de otra manera. Somos un paso en la historia del universo, somos vida igual que las plantas, los animales, los insectos y las bacterias; los ríos, los bosques y océanos. Los humanos somos nada más que los hijos de la madre Tierra que tienen problemas existenciales y un ego enorme; entre millones y millones de hermanos.
Una visión ecocentrista en el desarrollo humano es fundamental para el éxito de la especie, nuestra incesable utilización de los recursos naturales en búsqueda de capital hace inevitable la extinción masiva del antropoceno.
En arquitectura formamos el entorno en el que vivimos, el puente entre realidad y persona; pero olvidamos observar esa realidad desde el comienzo. Nos encerramos en pensamiento a considerar nuestro lugar en el universo, sin abrir los ojos a lo que ya está aquí. Llegamos a un predio cualquiera a desarrollar un proyecto y encontramos una plancha de tierra amarilla con alguna hierba seca y lo vemos normal, aunque sabemos que el hombre destruyó con fuego y máquinas pesadas lo que ahí vivía.
Una arquitectura ecocentrista es aquella que no se encierra en el pensamiento, promueve el balance natural en su obra, y entiende la complicada relación entre los seres vivos con quienes vivimos. Mediante el cuidadoso estudio del clima y geografía de la región en la que proyectará, el entendimiento cultural de quienes habitarán, el uso de estrategias de arquitectura ancestrales/bioclimáticas, y la consideración por la flora y fauna local; se logrará un proyecto ecocentrista.
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